Julio de 2021 – por María C. Blanco – Geóloga ACGGP
El uso de combustibles fósiles es necesario para la generación de la energía que impulsa las actividades del ser humano en el mundo, y asimismo, libera dióxido de carbono (CO2), considerado uno de los gases de efecto invernadero con alta influencia en el fenómeno del calentamiento global.
Según la Agencia de Medio Ambiente de Islandia, el sector industrial contribuye con el 48% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). A pesar de que la gran mayoría de las instalaciones industriales en ese país funcionan con energía renovable que se genera a partir de la hidroeléctrica y la geotérmica, durante el proceso de producción del aluminio y otros metales de silicio necesarios para la fabricación del acero que se utiliza en industrias como la automotriz, se libera una cantidad considerable de dióxido de carbono. Sin embargo, Islandia ha puesto en marcha un plan interesante y alentador para el medio ambiente: capturar el CO2 procedente de la energía geotérmica.
En esta sección te contaremos de qué se trata esta novedosa técnica, la cual aun con grandes desafíos promete múltiples beneficios para solucionar el principal problema del siglo XXI: El calentamiento global.
La necesidad de eliminar el carbono
En 2018, el dióxido de carbono representó el 81% de las emisiones totales liberadas a la atmósfera. Según expertos, los efectos de este gas pueden ser devastadores pues no solo es un gas que atrapa el calor en la atmósfera de la tierra, también deteriora la capa de ozono y empeora las condiciones del aire en todo el mundo.
Recientemente un estudio de Harvard demuestra una relación estadística entre las muertes por COVID-19, y otras enfermedades relacionadas con la exposición a largo plazo de partículas finas, es decir, contaminación del aire.
Aunque se espera que la migración al uso de energía renovable a gran escala pueda reducir eficazmente la crisis climática, la transición a energías más limpias es un proceso lento que significa gran esfuerzo político, económico e incluso social y educativo, e implica una fuerte reestructuración de las dinámicas mundiales que hasta el momento pocos países han aceptado convincentemente.
No obstante, Islandia ha asumido este importante reto y actualmente es líder en energía renovable. Siendo la energía geotérmica el recurso que más destaca, este país también va un paso más allá emprendiendo una iniciativa encaminada a retirar de la atmósfera el dióxido de carbono que contiene el vapor geotérmico, y el que se genera durante diferentes procesos industriales.
El objetivo es capturar el CO2 y almacenarlo en la roca basáltica que conforma la geología de la isla mediante un sistema que permite la sedimentación o decantación del dióxido de carbono a cierta profundidad, por debajo del suelo. En otras palabras, lo que se busca es disolver el dióxido de carbono en un líquido para que, en lugar de permanecer en forma de gas y escape a la atmósfera, se convierta en una roca por debajo de la superficie terrestre.
¿Cómo ayuda la geotermia en el proceso de captura y almacenamiento del carbono?
La captura y almacenamiento de carbono (CCS), es el proceso de eliminar el CO2 del aire y almacenarlo en algún lugar profundo bajo tierra. La CCS puede ser invaluable para las instalaciones que liberan mayores cantidades de carbono durante la producción como una solución para disminuir la emisión de estos residuos en la atmósfera. Aquí es donde ayuda la geotermia.
El proceso
La energía geotérmica utiliza un sistema de bucle para bombear calor desde la tierra hacia arriba y usarlo para mover las turbinas que aportan la energía en un sistema cerrado donde el vapor es reutilizado en el sistema. Durante este proceso, la tecnología CCS utiliza el vapor de agua geotérmica para capturar el CO2. Los gases entran por la base de una torre y ascienden hasta la parte superior, donde se encuentran con agua fría. En ese momento el dióxido de carbono se disuelve en el agua.
Tras este paso, esta agua enriquecida en carbonatos se conduce a más de un kilómetro y medio bajo tierra. Allí reacciona con el basalto y produce nuevos tipos de roca. Permanece fijado a este sustrato sin poder escapar hacia la atmósfera. De esta forma es como el país invierte en tener una energía geotérmica más limpia.
Como otras muchas fuentes de energía, la energía geotérmica también libera carbono durante la producción. Si bien emite aproximadamente un 99% menos de emisiones de carbono que los combustibles fósiles, todo contribuye al efecto de los gases de efecto invernadero. Por lo tanto, el uso de técnicas de eliminación de carbono hará que la geotermia sea aún más sostenible.
El uso de energías renovables como la geotermia es el punto de partida de Islandia. Pasar a la eliminación de carbono con geotermia crea un sistema circular de vida y producción ecológicas. De esta manera, Islandia se convierte en un ejemplo a seguir para otros países.