Memorias de un viaje a la Antártica en tiempos de pandemia

Memorias de un viaje a la Antártica en tiempos de pandemia

Soy de un país en la región ecuatorial del planeta, tropical, multicultural, con diferentes pisos térmicos, tres grandes cordilleras, diversidad geológica en todo el territorio, rico en flora y fauna y más exactamente soy de la capital, la ciudad más grande de Colombia. Aunque vivo en un gran país, siempre he soñado con conocer sitios extraordinarios como el espacio, la Luna o Marte por eso, cuando escuché que desde mi profesión era posible aplicar para ser parte de una expedición a la Antártica, dije “Voy a ir” sin duda.

A mediados del 2019, con gran ilusión y para ser sincera, con algo de miedo, decidí involucrarme por completo a un proyecto que me llevaría a conocer este nuevo mundo. Durante ese tiempo, mientras me informaba, logré llegar a personas que creyeron en mí y me apoyaron para postularme a ser parte de las expediciones colombianas a la Antártica para hacer ciencia. Inicialmente, GMAS SAS me brindó su apoyo y posteriormente, se unieron a esta historia la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo (ACGGP), la Sociedad Colombiana de Geología (SCG) y la Asociación Americana de Geólogos del Petróleo región Latinoamérica (AAPG-LAC).

Pasaron dos años desde entonces hasta aquel día de junio del 2021, en el que recibí el tan esperado correo de respuesta: Su proyecto ha sido aceptado para participar en la XIII expedición colombiana a la Antártica del Programa Antártico Colombiano (PAC). ¡Es aquí donde comienza esta maravillosa experiencia!

Para que entremos en contexto les contaré un poco de mi destino. La Antártica es un gran continente oculto bajo el preciado hielo que lo cubre y en el mapa, sobresale la gran península antártica conformada por una cadena montañosa. A 120 km al norte de la península, tenemos las Shetland del Sur, un archipiélago de islas de las cuales, una sobresale por sus características geológicas, la Isla Decepción. Esta isla que sería mi objeto de estudio, es un volcán activo con erupciones muy recientes, la última fue en 1970.

Mi interés principal, es comprender mejor los inicios del volcán que va desde el tipo de corteza del que surgen las placas tectónicas implicadas en su proceso de formación, hasta determinar edades estudiando las erupciones más antiguas del volcán. Para lograr el objetivo, se realizan estudios petrográficos y químicos de muestras de roca, xenolitos y sedimentos. 

Al tener los objetivos de campo listos y continuando con los preparativos, nos informan que el barco colombiano no participará de la expedición y por esta razón, se realizaría cooperación con países aliados para que logremos realizar el estudio en campo. Dialogamos con la División Nacional del Antártico (DNA) y expertos en geociencias del Instituto Antártico Argentino (IAA) y fue cuestión de un par de reuniones, para lograr una respuesta favorable por parte de estos grupos, quienes me adoptaron dentro de su Campaña de Verano 2021-2022 (CAV21-22).

La campaña tuvo su primer itinerario, iniciaría con una cuarentena en Buenos Aires por la pandemia, continuaría con un largo viaje en el barco Canal de Beagle a la isla, estaríamos en Base Decepción tres meses y terminaría con un retorno de nuevo en barco a Argentina. Antes de esa primera cuarentena, debía pasar por una serie de exámenes médicos y psicológicos, cursos pre-Antárticos, aplicar una cantidad de vacunas que sinceramente no sabía que existían y realizar mi propia cuarentena para lograr un test negativo y viajar a Buenos Aires, sin mencionar todos los preparativos para estar segura que no me faltaría nada en esos meses sin ningún tipo de comunicación.

Finalmente, viajé a Buenos Aires para comenzar una cuarentena en un predio de la Fuerza Aérea Argentina en Ezeiza. Era un sitio retirado de la ciudad, tranquilo, con zonas verdes para leer, ejercitarse o alejarse de casa. Allí habían más de cuarenta personas entre científicos y militares, destinadas a Base Carlini, Base Primavera y Base Decepción.

Después de este proceso, ¡Llegó el día! por fin viajaría a la Antártica. Fueron dos vuelos en Hércules con una escala en Río Gallegos para llegar a la base chilena Frei, en la isla Rey Jorge, Antártica. Enseguida, navegamos en el buque Aviso Puerto Argentino; la primera estación fue Base Carlini, luego un día completo de navegación para llegar a la segunda estación, Isla Decepción, nuestro nuevo hogar.

Llegué junto al grupo de científicos que participó de la CAV 21-22 en la base Decepción. Estaba conformado por los vulcanólogos argentinos Mariano Agusto, Pablo Forte, Clara Lamberti y Lucas Guerriero, junto a quien les narra, Adriana Ariza Pardo, investigadora colombiana invitada.

La base si es como la describen los científicos que hablaron conmigo antes del viaje; tiene la mejor ubicación en la isla, con hermosos paisajes por donde se observe. Al norte se encuentra la albúfera, una entrada de agua de Puerto Foster y rodeándola se observan las emisiones de gases y vapores de Bahía Fumarolas. Al oeste, está el lago Irizar con un color azul celeste, que contrasta con el afloramiento rocoso de flujos de lava del monte Irizar en tonos rojizos. Al este, tenemos el gran Puerto Foster y al sur, el monte de la cruz. La base cuenta con dos casas (principal y complementaria) hechas de madera, el observatorio vulcanológico y algunos refugios alrededor.

Estando allí, cada persona tenía labores diarias en la base, la mía era la búsqueda de xenolitos en cada evento eruptivo del volcán, principalmente en las formaciones pre-caldera. También tenía que obtener concentrados de sedimentos de playa y para esta labor, debía tamizar los sedimentos en playa con aguas frías, luego batear y posteriormente realizar una labor en el observatorio vulcanológico de secado, tamizaje y separación de minerales ferromagnéticos de cada muestra. Compartimos labores entre el grupo científico, nos acompañamos y colaboramos para cumplir con todos los objetivos; mis compañeros trabajaban con temas de gases, fluidos y cenizas, así que tuvimos días de campo con diversas labores. Además teníamos la compañía y colaboración del grupo militar argentino para cada labor.

La primera semana fue de exploración y adaptación a los microclimas del sitio. Pasos por aguas heladas, suelos calientes, nubes constantes, luz solar de casi veinte horas, días nevados y varios ventosos, frecuentes encuentros con lobos marinos, pingüinos y otras aves, algo así eran los días en isla Decepción. Las siguientes semanas fluyeron muy bien entre trabajo y diversión. Las jornadas variaron entre caminatas cortas y extensas, días de bote, días de laboratorio y días de realizar un alto en la labor por las fuertes condiciones climáticas que hacían insegura una salida de la base.

Con todas las actividades que realizamos, en un abrir y cerrar de ojos llegó el fin de la campaña para nosotros los científicos. Pasaron 45 días en este sitio maravilloso lleno de tranquilidad y silencio. Fueron semanas que me dejaron memorias únicas, una importante experiencia para compartir con el gremio y el deseo de acercar los asuntos antárticos a la sociedad colombiana. La Antártica es un sitio de impacto e interés mundial, principalmente para nosotros en el trópico, que nos enfrentamos a especiales desafíos en torno a temas de cambio climático y sociedad.

Después de este gran trabajo de campo sentimos que la campaña fue exitosa, como equipo logramos recolectar buenos datos y muestras. Las cajas de estas quedaron organizadas, aseguradas y listas para el retorno, aunque después, me dan una sorprendente notificación, las muestras recolectadas no pueden viajar conmigo por el peso y se genera una nueva logística para que lleguen a Colombia. Las muestras han estado en camino, ya tenemos algunas en los laboratorios de GMAS SAS y otras llegarán pronto. Ya iniciamos los estudios y pronto podré contarles los resultados científicos de esta experiencia tan increíble.

Agradezco a las instituciones que me brindaron su apoyo: GMAS SAS, ACGGP, SCG y AAPG-LAC. Debo agradecer también al PAC de la Comisión Colombiana del Océano, a cargo de la Vicepresidencia de Colombia por la oportunidad de participar en esta octava expedición. Finalmente, un saludo muy especial a la División Nacional del Antártico (DNA) y el Instituto Antártico Argentino (IAA) por acogerme dentro de su campaña de verano 2021-2022 y poder ser parte del “retorno de la volcanología argentina al continente blanco”. Les comparto la bitácora de uno de mis compañeros de campaña, Fablo Forte ( Agradezco a las instituciones que me brindaron su apoyo: GMAS SAS, ACGGP, SCG y AAPG-LAC. Debo agradecer también al PAC de la Comisión Colombiana del Océano, a cargo de la Vicepresidencia de Colombia por la oportunidad de participar en esta octava expedición.   Finalmente, un saludo muy especial a la División Nacional del Antártico (DNA) y el Instituto Antártico Argentino (IAA) por acogerme dentro de su campaña de verano 2021-2022 y poder ser parte del “retorno de la volcanología argentina al continente blanco”. Les comparto la bitácora de uno de mis compañeros de campaña, Fablo Forte (http://www.idean.gl.fcen.uba.ar/2022/05/06/el-retorno-de-la-volcanologia-argentina-al-continente-blanco/).  

Adriana Ariza Pardo,
Geocientífica

ACGGP